CONCEPTO CORE Y SU IMPORTANCIA
Tu fisioterapeuta te ha indicado fortalecer tu CORE para prevenir o rehabilitar el dolor de espalda? Tu preparador físico te ha recomendado introducir en tu rutina de entrenamiento ejercicios de CORE para optimizar el rendimiento deportivo?
Pero ¿qué es el CORE?
La palabra CORE viene de inglés y significa centro o núcleo haciendo referencia al conjunto lumbo-pélvico-femoral, nuestro centro de gravedad, de donde se inician todos los movimientos.
Los elementos que lo conforman son:
– elementos pasivos : estructuras osteoarticulares
– elementos activos (los músculos): transverso del abdomen, diafragma, suelo pélvico, oblicuo interno y externo, recto abdominal, multífido, cuadrado lumbar, músculos pelvitrocantereos y glúteo medio, mayor, menor.
– sistema neuromuscular: el que recibe la información a través de los elementos pasivos y activos y responde ante los cambios constantes realizando los ajustes necesarios para conseguir la estabilidad, coordinación y adaptación corporal.
Todos estos elementos deben de actuar en perfecta sinergia para estabilizar la columna vertebral al realizar los movimientos diarios o en la práctica deportiva (ante cargas axiales, de cizallamiento, de rotación y/o la combinación de las anteriores).
La estabilidad de la columna se puede describir como la integración funcional de todos estos elementos (pasivos, activos, control motor) para mantener la columna “neutra” (rango de movimiento articular fisiológico en las articulaciones intervertebrales) durante las actividades. Requiere de control propioceptivo, fuerza, potencia y resistencia de la musculatura del CORE.
¿Por qué tiene tanta importancia para nuestra salud?
Se ha demostrado que la activación de los músculos del tronco precede a la activación de los músculos que movilizan las extremidades, y de aquí la importancia de crear una base estable para el movimiento de los miembros para conseguir una correcta transmisión y distribución de fuerzas desde los segmentos mayores a los pequeños del cuerpo durante las actividades.
Se considera que el déficit en el control neuromuscular de la estabilidad del tronco es un factor de riesgo de lesión de la columna lumbar, aunque es difícil establecer si estas deficiencias son causa o consecuencia de la lesión lumbar. (1)
Estudios afirman que las personas que sufren dolor lumbar tanto agudo como crónico presentan cambios en el control motor. Se ha detectado una activación retrasada del músculo transverso del abdomen y alteraciones en los músculos profundos paraespinales en asociación con movimientos rápidos de las extremidades y durante la aplicación de carga al tronco respectivamente en pacientes con dolor lumbar crónico. (2)
Además de estas alteraciones en la actividad muscular también se presenta cambios en la morfología y la fatigabilidad de los mismos. Estudios informan de cambios en la composición de las fibras musculares, fatigabilidad incrementada (umbral de fatiga más bajo), y una reducida área transversal que ocurre como mínimo 24 horas después del inicio del dolor lumbar. En cambio, en pacientes que sufren dolor lumbar crónico existe evidencia de infiltración de grasa en los músculos paraespinales. (2)
Los programas bien estructurados de entrenamiento cuyo objetivo es mejorar el control de la musculatura del tronco durante tareas funcionales, conlleva una mejora significativa de la sintomatología relacionada con el dolor lumbar. (3)
En entrenamiento del CORE tiene que ser progresivo, adaptado y personalizado en función del estado físico y los objetivos de cada persona.
Primero se trabaja la conciencia corporal y el control motor en posturas y ejercicios fáciles para una ejecución de calidad. Más adelante se progresa a posiciones funcionales, luego a posiciones inestables mantenidas, apoyos inestables, ejercicios que implican el movimiento de las extremidades (uni o/y bilateral) diseñados para perturbar el CORE y así provocar su activación para estabilizar nuestro centro de gravedad y equilibrarnos.
De suma importancia es el uso de un correcto patrón respiratorio (respiración costo-diafragmática-abdominal) durante la realización de estos ejercicios.
Otros músculos de nuestro cuerpo, como por ejemplo los glúteos, isquiotibiales y el recto del abdomen se implican de forma indirecta, por tanto se realiza un trabajo global que nos ayuda a prevenir las lesiones o mejorar los tiempos de rehabilitación y recuperación tanto a nivel funcional como deportivo.
Autor: Diana Toader
Referencia:
(1) F.J. Vera-García, D. Barbado, V. Moreno-Pérez, S. Hernández-Sánchez y C. Juan-Recio, J.L.L. Elvira. Core stability. Concepto y aportaciones al entrenamiento y la prevención de lesiones. Rev Andal Med Deporte (Sevilla). 2015; 8(2): 24-33.
(2) Hodges, P.W . Core stability exercise in chronic low back pain. Orthopedic
clinics of North America, 34(2003), 245-254.
(3) Segarra V, Juan Ramón Heredia, Guillermo Peña, Matías Sampietro, Mauricio Moyano, Fernando Mata et al. Core y sistema de control neuro-motor: mecanismos básicos para la estabilidad del raquis lumbar. Rev Bras Educ Fís Esporte, (São Paulo). 2014. 1-6.